Un artículo difícil de escribir, difícil de pensar, difícil de decir, porque no hay leyes donde buscar mas que las de la conciencia, no hay fuente a donde redimirse mas que la de la experiencia, no hay penalización para el quebrantamiento de sus leyes mas que la razón.
Si alguien me pregunta si alguna vez me enamorado seguramente la respuesta es sí.
Si alguien me pregunta si he violado las cláusulas de la ética del amor, también diría sí, o quien no?.
El amor, no tiene límites, no tiene fronteras y cuando existe de verdad, perdona y lo supera todo, así es el amor. Lastimosamente la realidad (llámese psicóloga) me ha ayudado a entender que para cumplir ese objetivo no hay mejor premisa que amarse primero a uno mismo para luego poder esperar algo de la ética del amor.
La ética es saber diferenciar entre el bien y el mal, pero a veces el amor le pone una venda.
La ética es saber que pase lo que pase tu sigues siendo quien eres, una persona con valores que da lo mejor de sí para alguien con quien has decidido compartir tu vida.
La ética del amor inicia por esto, por no olvidarse de quien eres, hacia donde vas y que por ninguna circunstancia podrás violar tus principios, solo bajo estos conceptos se puede asegurar que vas a ser sincero, honesto y leal con la persona que está contigo y que alguna vez juraste amar.
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