Esta es una película que sin duda me encanta. Ver a Drew Barrymore es un lujo para quienes iniciamos nuestra afición al cine viendo ET.
He visto 100 mil veces este film y cada vez descubro mas cosas, como la riqueza de una buena historia, lo dulce que es disfrutar de un buen guión que relata las cosas sencillas de la vida y lo lindo que es adaptar historias conocidas a nuestro siglo, a nuestra época y es aquí donde entra la mía:
El viernes pasado me invitaron a una fiesta de disfraces, la primera en ese estilo para ser exacta y pese a que me considero grandecita y algo miedosa para conocer nuevas personas y abrir mis horizontes afectivos decidí que era momento para hacer algo nuevo y lanzarme a la aventura; y que por último si no me iba bien y que si no conversaba con nadie podría escribir un artículo para el blog.
El artículo es una realidad, lo que sí me equivoqué es en pensar que iba a ser netamente un experimento periodístico mi salida y la pasé re bien, me encontré con viejos amigos y conocí nuevos, disfrute una noche en poder salir públicamente con un bolso de winnie pooh y no tener ninguna verguenza por ello. Salí en un taxi con mis alas, como toda damita debería salir, con sus alas de ángel puestas, su barita mágica para construir sueños, una corona de reina, bien alisada el cabello y lista para decir: aquí estoy, soy una princesa.
Al llegar a la Fiesta había muchos piratas,capitanes, hadas, chicas disfrazadas de niñas y hasta Campanita estaba ahí, todos al parecer fuimos parte del mundo de Nunca Jamás e iniciamos en una travesía donde era permitido bromear, bailar y disfrutar de un mundo paralelo donde por una noche, todos éramos parte de un cuento.
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